12 de enero de 2007
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Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
Julio Cortázar
3 comentarios:
magnifica composición, los contrastes unos de mis favoritos, espero ver màs de esos tristes. El estado más apreciativo del hombre.
Yo creo que alguna vez tuvieron dueño, Isra. Y quizá los tristes ahora sean los dueños más que los globos... ellos como sea allá van, volando, por el mundo y se pertenecen a sí mismos y al viento.
Me gustan esos globos arácnidos....
uno tras otro por el aire, sin importarles qué es un dueño.
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