Estoy triste.
Así de simple.
No es nada en especial.
Sólo existir. ¿Hay más?
Hay un abismo entre hoy y hoy.
Un día más. Dos, qué más da.
Cinco, da igual.
Diez, estoy acostumbrado.
Qué fácil. No, no tanto.
También estoy enojado.
¿Tú no?
Lo suficiente para gritar
¡me la pelas,
Dios o como te llames!
Ya, no mames.
Estoy aquí, vivo y empolvado.
Siete pasos más y volaré.
Adónde… no lo sé.
El lugar no importa
la soledad es la misma,
siempre huele igual,
algunas veces cambia
su olor a azufre por
algo más dulce.
Hay veces que pasa eso.
Sí, cómo no.
Una caja de bombones,
una vagina húmeda,
el trago de cerveza,
aunque después
casi siempre / al instante
otra vez
esté yo aquí
con la vida recortada
y la muerte entre las cejas.
24 de marzo de 2009
TRISTEZA COTIDIANA
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Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
Julio Cortázar
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