Que cada poro brinque,
se pare de manos y cierre los ojos
justo al borde de un abismo.
Que el delirio azote,
arrastre / pise / crispe
los vellos siempre tan definitivos.
Que los verbos canten,
desesperados si no hay más remedio,
de lo que se trata es de perforar oídos.
Que el deseo se cuele
por los pliegues de las manos
para entrar a tientas en un mundo de otro mundo.
Que el silencio rasure
los callos y las uñas deformes
sembradas en la punta de la lengua.
Que usted poro,
vello / oído / mano / lengua
me perdone los agravios casi imperceptibles.
Y que no tenga miedo.
Y no tiemble.
No ponga pretextos.
24 de marzo de 2009
EXHORTO
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Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
Julio Cortázar
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