Tranza Poética

"Creo que cada poema es un mundo. Un mundo y aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar totalmente indocumentados, los huecos, los desapasionados, los censores, los líricamente desmadrados. Un poemínimo es un mundo, sí, pero a veces advierto que he descubierto una galaxia y que los años luz no cuentan sino como referencia, muy vaga referencia, porque el poemínimo está a la vuelta de la esquina o en la siguiente parada del Metro. Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza. Y no lo toques ya más, que así es la cosa. la cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza la estrecha entendedera -y ya se te hizo".
Efraín Huerta

18 de diciembre de 2007

Estaban todos menos el cadáver

Paramédicos y su ambulancia, Ministerio Público, policías municipales, agentes investigadores, peritos y Protección Civil, estaban todos... menos el cadáver reportado.
Alrededor de las 21:30 horas los vecinos de la Colonia San Pedrito, en Tlaquepaque, reportaron al número de emergencia 066 que habían encontrado los restos óseos de un menor de edad en un lote baldío ubicado en la Privada República de Brasil.
Al lugar llegaron paramédicos de la Cruz Verde Tlaquepaque, después los policías y una organización de Protección Civil, quienes sólo encontraron fragmentos de huesos y a primera vista no pudieron determinar si eran humanos o de un perro.
"Son de un perro que enterraron ahí", dijo una niña, pero otro menor indignado le contestó que no podían ser más que de un menor como de dos años.
Una señora entre asombrada y asustada aseguró que ella muchas veces por las mañanas ha visto el fantasma de una niña caminar por el baldío.
Posteriormente hicieron acto de presencia policías ministeriales del área de homicidios de la Procuraduría del Estado, y después de indagar únicamente obtuvieron como información que un albañil fue quien halló la osamenta, pero se espantó y se fue del lugar.
Fue hasta que llegaron los peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses cuando la zozobra terminó al determinar que se trataba solamente de huesos de perro.
Niños, señoras y jovencitas ya decepcionados se retiraron a comer, la mayoría de ellos, los tamales que vende la señora de la esquina.

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Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

Julio Cortázar